Los pedos de las vacas como fuente de energía es un clásico ya de la literatura pseudocientíficopseudopendenciera.
Pero a medida que se han ido haciendo experimentos en esa línea, putadas a las vacas hablando en plata, los inventores hijos de la gran -como el supuesto visionario que colocó una mochila de metano al animal como el de la foto- han ido comprobando que su invento no era en realidad más que una chapuza descomunal.
En efecto, la vaca eructa el metano y no lo ventosea por la popa, como los pseudocientificos de pacotilla han venido pregonando y que dicho sea de paso tambien achacan, sin un argumento sólido, a este gas no residual como uno de los promotores del calentamiento global.
La prestigiosa revista Nature y no su sucedáneo rosa Nature Climate Change, insiste repetidamente en sus publicaciones en que el principal responsable del llamado efecto invernadero es el vapor de agua, ocupando solo el 0,04% de la atmosfera los gases no residuales como el metano y el CO2.
Por tanto, larga vida a las flatulencias verdes y multicolor que se lanzan al espacio cada dia, porque suponen el motivo antagónico por el que la aromatización del mundo es una necesidad vital.