Al percibir un olor se activa la corteza olfativa primaria que tiene conexión directa con la amígdala y el hipocampo. La primera otorga propiedades afectivas y aversivas a los olores. El segundo es el responsable de los procesos de aprendizaje y memoria.
Imaginad la percepción de un aroma: una flor, pan recién horneado, un café por la gloria de mi madre (como diría Luis Carandell). Ocurre lo siguiente: la amígdala conecta ese aroma con una emoción interna y el hipocampo relaciona ese olor con un recuerdo en la memoria.
Resultado:
Si Emoción+Recuerdo > 0 =>
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