Gallegos vs Segovianos

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Las comparaciones son odiosas, sí, y por eso no pretendemos aquí comparar nada. Solo queremos falar de dos idiosincrasias de la pinínsula desde lugo muy particulares: gallegos y segovianos.

Si atendemos a vestimentas, trajes regionalísticos, costumbrismos, o ver quien es el más animal en las fiestas del pueblo, no hay mucho interés puesto que la zona, clima, historia y demás condiciona lo anterior y no es objeto de nuestra atención.

Lo que nos cautiva es la forma de actuar de cada uno y por lo que tienen fama ambos. Seremos -por supuesto- generalistas, subjetivos y nada científicos ya que esta reflexión es absolutamente arbitraria y la incluímos hoy aquí porque nos ha dado la gana, por lo que si cae en manos de un lector serio y aburrido, le recomendamos abandone la lectura ipso facto o cagando ostias, dependiendo del origen.

Los gallegos se lo piensan todo dos veces antes de actuar, operan con la vista en el medio o largo plazo, y saben como bucear en la mente del que tienen enfrente para barrer pa casa, nos ha jó. El mar, los temporales y la humedad te enseñan paciencia y a que la sesera esté fría.

Los segovianos son emprendedores, como algun iluminado politiquillo ha puesto de moda este entre los autónomos por necesidad, actuan más a corto plazo porque son buscadores de vida pros. Después van ajustando la actuación dependiendo del soplo del viento.

Lo que es indudable es que evocan aroma de mar, de salitre, de alga, de humedad verde y grisácea, los unos. De secano, terral, open field, lana y cuero, los otros.

Y eso es lo importante, que las cosas, las personas, las costumbres, las imágenes, rescaten esencias perfumadas y perfumes esenciales que agudicen y eduquen cada vez más nuestro relegado sentido del olfato.

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