Comienza abril. Y en abril aguas mil. ¿Y a qué huele la lluvia?
El Petrichor es el nombre que científicos -como no, muy entregados a la ciencia- pusieron al olor de la lluvia, que al golpear con las rocas hace segregar aceites secos que impregnan los suelos.
El ozono por su parte con un olor más fuerte, recuerda al cloro de las piscinas veraniles.
Y finalmente, la geosmina parecida al vapor enmohecido, que procede de las plantas y los suelos húmedos.
Este perfume que inspiró a poetas, músicos y pintores, combina el resultado de esos tres aromas y con sabia maestria como nuestro Monsieur Parfumeur creó la sensación de après la pluie, inmortalizada como nadie por Erik Satié.