El binomio en realidad lo protagonizan el gusto y el olfato, ya que aunque la fama se la lleve el primero, cuando nos damos un homenaje culinario, las sensaciones percibidas por el cerebro en comercios o bebercios se deben en realidad al olfato. Laura se lo explica mejor en el artículo de hoy.
Lo cierto es que una sensacion tan sencilla como una merienda con un ser querido como nuestro protagonista de la foto, se queda en el hipocampo toda la vida y el recordarlo procura una sonrisa que vale todo el oro del mundo.
Los olores genuinos y agradables es lo que tienen.
Seguiremos pregonando el oler bien como herramienta incalculable de mejora en la actitud, talante y disposición de las buenas gentes. Gracias Marivi por el tip.