El olor de los aeropuertos

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Gracias a Ariadna y a Luisana por sus reflexiones sobre la vida nómada del habitante de aeropuerto. Por describir esas sensaciones que surgen en los terminales como la añoranza, la esperanza, los miedos, los sueños, las relaciones, la humana humanidad que se pierde cuando estamos en nuestra madriguera cómodos y calentitos.

Es triste que algunos, con toda la razón, nos recuerden por esto:

Al llegar a Madrid distingo el olor de Barajas: fritanga, que es el término con que ustedes designan al aceite de oliva frito. Quizá me contagie de la exageración propia de los españoles pero, si cierro los ojos, en vez de las tiendas Duty Free podría estar rodeado de los bares de Tirso de Molina. Los españoles gustan rebozar y freír casi todo – a ser posible en aceite de oliva – y en algunos bares son tan tradicionales que siguen usando el aceite con el que frieron sus padres, por eso las calles conservan olores de rancio abolengo. 

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